En los últimos años se ha popularizado un tipo de vacaciones que incluye intervenciones quirúrgicas con los consiguientes riesgos para la salud cuando no sabemos dónde nos estamos metiendo. Lo llaman ‘turismo de bisturí’ y consiste en lanzar ofertas de vuelos, hoteles y, por ejemplo, un 50% de descuento en una operación estética.
Las autoridades sanitarias, así como la Sociedad Española de Cirugía Estética, ya han alertado sobre esta peligrosa práctica, pues no tenemos la tranquilidad de saber si ese médico extranjero posee las credenciales adecuadas para operar y someter a intervenciones a sus pacientes.
Los riesgos de cualquier operación se triplican en casos así, en los que no podemos tener la seguridad de que estemos en buenas manos. No es fiable.
Asociar las vacaciones con un cambio de imagen se produce lógicamente por la necesidad de aprovechar el tiempo de vacaciones para recuperarse y además disfrutar de un bonito destino geográfico. ¿Pero realmente merece la pena arriesgar la salud a costa de un bajo precio?
Lo más conveniente es hablar directamente con un médico acreditado que estudie con precisión cada caso en particular y recomiende, una vez analizado el paciente, cómo hay que actuar y cuál sería la intervención para esa persona.