La reducción mamaria, técnicamente conocida como mamoplastia de reducción, es una intervención quirúrgica destinada a reducir el tamaño de las mamas. Aunque su objetivo principal es la reducción del volumen, esta cirugía también ofrece la oportunidad de remodelar los senos, restaurar su posición ideal en el pecho (especialmente en casos de senos caídos) y ajustar el diámetro de la areola cuando es necesario.
La hipertrofia mamaria y su impacto en la calidad de vida
Las personas que padecen hipertrofia mamaria a menudo enfrentan una serie de complicaciones debido al exceso de peso en sus senos. Entre las molestias más comunes se incluyen el dolor en el cuello y la espalda debido al peso, así como marcas e indentaciones en la piel de los hombros causadas por la presión de los tirantes del sujetador. Además, la irritación de la piel en los pliegues mamarios es un síntoma frecuente, especialmente en los meses más cálidos del año. Por último, pero no menos importante, el aumento del tamaño de los senos puede afectar la autoimagen y la autoestima de las personas.
¿Qué Implica la Reducción Mamaria?
No existe una única técnica ideal para la cirugía de reducción, ya que el cirujano plástico debe adaptar el enfoque a las necesidades específicas de cada paciente.
En términos generales, el procedimiento implica la resección de tejido en la parte inferior de la mama. Los fragmentos extraídos pueden consistir en diferentes proporciones de piel y tejido mamario (grasa y glándula). En ocasiones, es necesario enviar el tejido extirpado a un laboratorio para su análisis (biopsia).
La fase de cierre interna reconstruye la forma cónica del pecho y lo reposiciona en una ubicación más alta en el pecho. Naturalmente, el complejo pezón-areola se coloca en su punto más prominente. El tamaño final de la mama se ajusta para que sea proporcional al tono de la piel de la paciente.
El patrón de incisión cutánea varía según el exceso de piel en relación con el volumen final de la mama. Cuando hay poco exceso de piel, se utiliza una cicatriz alrededor de la areola y una incisión vertical desde la areola hasta el surco (conocida como técnica de cicatriz vertical). Las cicatrices siempre se ubican de manera que queden ocultas bajo la ropa y el sujetador.
En general, se recomienda realizar esta cirugía después de que el desarrollo mamario esté completo, lo que suele ocurrir después de los 18 años.
La mamoplastia de reducción se realiza bajo anestesia general y suele durar aproximadamente de 2 a 3 horas, con la necesidad de pasar la noche en la clínica.
Antes y después de la cirugía de reducción mamaria
Antes de la cirugía, el cirujano evaluará los senos de la paciente y determinará la técnica más adecuada para su situación. Además de los exámenes preoperatorios estándar, se recomienda una mamografía previa a la cirugía para detectar posibles lesiones mamarias.
Para las pacientes fumadoras, se recomienda dejar de fumar al menos un mes antes de la cirugía y abstenerse durante otro mes después, ya que fumar puede interferir con la cicatrización y poner en riesgo la herida.
Durante el período de recuperación, es esencial seguir las indicaciones del cirujano, que pueden incluir descanso, el uso de un sujetador elástico con aros durante todo el día y el cuidado de la herida. Después de 7-10 días, la mayoría de las pacientes pueden regresar a sus actividades diarias normales, y después de un mes, es posible reanudar la práctica de deportes y actividades físicas.
Durante el primer año, es importante evitar la exposición de las cicatrices al sol para prevenir la pigmentación oscura. Con el tiempo, las cicatrices tienden a mejorar, pero en algunos casos, pueden requerir tratamientos adicionales como aceites, láminas de silicona o inyecciones para mejorar su apariencia.
La sensibilidad de la areola y el pezón puede experimentar cambios y reducirse.
Por último, se desaconseja el embarazo hasta al menos un año después de la cirugía, así como la lactancia materna debido a las cicatrices internas en la glándula mamaria.
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