Los hilos tensores son una técnica de medicina estética cuya finalidad es crear una tensión en la piel para que no se vea flácida, disimular las arrugas o elevar ciertas partes del rostro o el cuerpo. Además, ayuda a generar la producción de colágeno y elastina, lo que mejora el aspecto y la sujeción de los tejidos, y activa la microcirculación de la zona, aumentando la síntesis de colágeno y la regeneración de las células.
¿Qué son los hilos tensores?
Esta técnica, desde hace unos años se ha puesto de moda como alternativa al lifting. Para conseguir los resultado descritos anteriormente, se utilizan unos filamentos quirúrgicos que se colocan por debajo de la piel y que no se aprecian a simple vista.
Estos hilos tienen su origen en Japón y son utilizados para realizar suturas internas, pues una de sus principales características es que son reabsorbibles y biocompatibles.
Tipos de hilos tensores
Entre los hilos tensores más usados están los de polidioxanona (PDO) o de ácido poliláctico, en cuanto al material con el que están hechos, y la diferencia entre ellos está en su duración. Los de PDO son absorbidos en unos tres meses y sus efectos duran entre nueve y 12 meses, mientras que los polilácticos son reintegrados por el organismo en unos seis meses, y sus efectos se mantienen entre un año y medio y dos años.
Por otro lado, los hilos tensores se pueden distinguir según su forma, si son lisos o espiculados. La diferencia en este caso depende de las necesidades que tenga el paciente, si es solo dar luminosidad o quitar arrugas finas se utilizarán los lisos, si la piel está caída, o se quieren levantar, por ejemplo, las mejillas, se utilizarán los espiculados.
Recuerda siempre elegir un centro cualificado con médicos especializados en esta técnica, y no dejarte llevar por un precio bajo.