Aproximadamente entre el 10 y el 15% de las mujeres enfrentan el lipedema, una condición que, sorprendentemente, no fue oficialmente reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud hasta 2018. A pesar de haber sido descrita por médicos desde la década de 1940, la confusión persiste, y muchas mujeres encuentran dificultades para obtener un diagnóstico preciso. Este artículo proporcionará claves cruciales para distinguir entre lipedema, celulitis y obesidad.
¿Qué caracteriza al lipedema?
El lipedema se manifiesta como una alteración metabólica que resulta en una distribución irregular del tejido graso, generando una acumulación progresiva y dolorosa de tejido adiposo en las extremidades inferiores y, en algunos casos, en las superiores. Al menos una de cada diez mujeres se ve afectada por esta condición, con una fuerte influencia genética y hereditaria. Los cambios hormonales, especialmente durante la pubertad, el embarazo y la menopausia, tienden a desencadenar su desarrollo.
El diagnóstico del lipedema aún carece de pruebas específicas, y la evaluación clínica sigue siendo fundamental. Es imperativo consultar a un especialista ante cualquier síntoma para evitar complicaciones y preservar la calidad de vida.
Principales síntomas
El lipedema se manifiesta comúnmente con un aumento de volumen en muslos y piernas, sin afectar los pies. Este cambio no guarda relación con la dieta ni el ejercicio. Otros síntomas incluyen sensación de pesadez, aumento de sensibilidad, dolores persistentes, morados repentinos en las piernas, picazón, entre otros.
La enfermedad suele iniciarse durante cambios hormonales significativos, y diversos estudios científicos han vinculado el lipedema con un aumento en cantidad y tamaño de las células grasas en respuesta a estímulos hormonales.
Impacto en la calidad de vida
El lipedema puede tener un impacto adverso en la calidad de vida debido a sus repercusiones físicas, psicológicas y sociales. Más del 50% de las pacientes experimentan limitaciones en su vida social, profesional y sexual. La búsqueda de diagnóstico a través de varios especialistas puede generar problemas emocionales graves, incluyendo sentimientos de impotencia, desesperación o culpa.
Diferencias entre lipedema, celulitis y obesidad
El abordaje y tratamiento del lipedema se complica por la falta de diagnósticos precisos, a menudo confundiéndose con celulitis u obesidad. Aunque comparte similitudes con la celulitis, el lipedema se distingue por su dolorosidad y la presencia de morados.
La obesidad, por otro lado, afecta a hombres y mujeres de manera más equitativa, sin provocar desproporción entre la parte superior e inferior del cuerpo. A diferencia de la obesidad, el lipedema no mejora con dieta ni ejercicio, y suelen coexistir en pacientes.
Tratamientos
El tratamiento abarca dos enfoques: tratamientos conservadores y quirúrgicos.
- Tratamientos conservadores: Compresión linfática y actividades físicas acuáticas regulares pueden aliviar temporalmente los síntomas, pero no producen una reducción significativa del volumen graso.
- Tratamientos quirúrgicos: La liposucción o lipoescultura PAL (Power-Assisted Liposuction) emerge como la solución más efectiva y de resultados inmediatos y duraderos. Realizada por especialistas en cirugía plástica, las incisiones mínimas permiten eliminar la grasa y reducir la presión en las áreas afectadas.
Los resultados son evidentes tanto física como estéticamente, mejorando la autoestima y el bienestar emocional de las pacientes. Aunque la inflamación inicial es parte del proceso, se experimenta una clara mejoría en los síntomas, como dolor, pesadez y morados en las piernas.
En conclusión, el lipedema requiere un enfoque integral y personalizado, reconociendo sus peculiaridades y optando por soluciones que aborden sus aspectos físicos y emocionales. Consultar a especialistas capacitados garantiza un diagnóstico adecuado y la elección de tratamientos efectivos.