El linfedema es una acumulación anormal de líquido linfático que ocurre en mujeres que se han sometido a una cirugía para vencer el cáncer de mama. Es una enfermedad inflamatoria crónica progresiva del brazo que debe prevenirse y diagnosticarse lo antes posible para su tratamiento.
Linfedema, causas y tratamientos
La incidencia de linfedema de las extremidades superiores después del tratamiento quirúrgico del cáncer de mama varía ampliamente, con datos publicados que oscilan entre el 6 % y el 60 %, según la población del estudio, los criterios de medición y el período de seguimiento. Su principal origen es la interrupción de los vasos linfáticos durante la cirugía del cáncer de mama, pero además, el linfedema secundario puede ser consecuencia del tratamiento de otros tumores como el melanoma o el sarcoma. Una característica común de este tipo de tumores es que la enfermedad se expande a través de los vasos linfáticos, lo que requiere la extirpación de los ganglios linfáticos regionales.
Además del aumento de volumen de la extremidad afectada, el linfedema puede tener consecuencias físicas, como pesadez, malestar y dolor, y consecuencias funcionales, como limitación del movimiento, necesidad de ropa de terapia de compresión y una mayor frecuencia de infecciones de las extremidades. Debido a que el desarrollo del linfedema depende de muchos factores, es difícil de prevenir en la práctica.
Por ello, además de tomar todas las medidas posibles para reducir la morbilidad o la invasividad de la cirugía, como la técnica del ganglio centinela, es fundamental un estrecho seguimiento postoperatorio para establecer un diagnóstico precoz en el contexto de una cirugía precoz establecida. Es necesario tratamiento médico y/o quirúrgico.
De hecho, un problema relacionado con el linfedema a largo plazo, establecido o crónico es la fibrosis y el endurecimiento del mayor volumen de tejido con el tiempo, lo que hace que ese volumen sea fijo e irreversible, o incluso imposible de tratar quirúrgicamente.
Tratamientos Linfedema
Hay dos aspectos en el tratamiento del linfedema: rehabilitación y cirugía. La rehabilitación incluye el uso de trajes de terapia de compresión para controlar la acumulación de líquido y masaje de drenaje linfático para tratar de reducir el líquido antes de que se vuelva crónico. Esta terapia física y de rehabilitación es fundamental para la prevención y el control temprano.
Desafortunadamente, a veces la prevención no es posible y el problema se complica. Para estos casos, Cirugía Plástica ofrece varias técnicas quirúrgicas que se han desarrollado en los últimos años y continúa con mayor investigación y desarrollo.
Las opciones quirúrgicas actuales para tratar el linfedema pasan por dos procedimientos principales:
- 1º Anastomosis linfovenosa: Dado el recorrido restringido de la vía linfática a nivel de la axila o la ingle, en el caso de las piernas, la idea que surge es intentar redirigir el flujo linfático al sistema venoso superficial antes del bloqueo. Esto se hace conectando o suturando uno o más vasos linfáticos a las venas pequeñas adyacentes. Este procedimiento generalmente implica múltiples operaciones durante 6 a 12 meses. Estas conexiones requieren técnicas ultramicroquirúrgicas bajo el microscopio quirúrgico y el uso de materiales e instrumentos de sutura extremadamente finos.
- 2º Metástasis en unidades ganglionares complejas: En esta opción, la idea es transferir grupos de tejido adiposo portador de ganglios linfáticos y sus correspondientes vías linfáticas, tomados de áreas sanas, y conectarlos a vasos sanguíneos receptores ubicados en áreas problemáticas. El objetivo no es solo intentar mejorar la fluidez del drenaje linfático, sino también aportar tejido sano para crear una nueva barrera defensiva en la zona dañada.
Es fundamental que los profesionales ayuden a informar, difundir y concienciar sobre este problema y las opciones de tratamiento disponibles para promover una mayor prevención y detección precoz de este problema crónico que afecta actualmente a tantas mujeres.