El botox es el nombre comercial de la toxina botulínica tipo A. Esta toxina se utilizó por primera vez en 1977 con la finalidad de corregir el estrabismo. No fue hasta 2004 cuando se comercializó en España. Actualmente existen tres marcas que comercializan este producto con finalidad estética.
¿Adición o afición?
El botox no crea adicción, aunque se requieren varias sesiones para que sea efectivo. Sin embargo al comprobar sus resultados y la pérdida progresiva del efecto del botox, muchas personas vuelven a recurrir a él, de forma periódica y, en ocasiones, patológica.
Propiedades de la toxina botulínica
Las inyecciones de esta toxína tienen como objetivo paralizar o relajar el músculo con una duración determinada. El botox solo afecta al músculo y no al sistema nervioso. Gracias a él, se logra educir las arrugas y marcas de expresión e incluso disminuir la actividad de las glándulas sudoríparas.
Propiedades más allá de la estética
Actualmente se están realizan estudios con ratones en laboratorios noruegos que muestran un aumento del 35% de supervivencia al cáncer de estómago. Tratamientos combinados de la toxina butolínica y quimioterapia. Al inyectarse en el área donde se localizaba el tumor en los roedores, el botox bloqueó las señales emitidas por el nervio vago y se observó que las células madres cancerígenas ralentizaron visiblemente su crecimiento.