La criolipólisis es una técnica que utiliza el frío para e liminar los michelines que se acumulan en cintura, abdomen o espalda. Tiene numerosas ventajas pero también algunas contraindicaciones que queremos que tengas en mente antes de plantearte someterte a este tipo de tratamientos. ¡Toda información es poca!
Ventajas de la criolipólisis
Si estás pensando en someterte a este tratamiento para eliminar michelines de alguna zona de tu cuerpo, antes conviene conocer sus pros y contras. Sus principales ventajas son que no es un tratamiento invasivo y no son necesarias ni cirugías ni agujas. Además de que no necesita anestesia.
Tampoco daña la piel durante el proceso y la recuperación es tan rápida que permite realizar una vida normal a las pocas horas de someterse a este tratamiento. Además, los resultados son permanentes, porque se reduce el número de adipocitos.
En el lado opuesto, entre los efectos secundarios negativos asociados a la criolipólisis se encuentran el enrojecimiento de la piel en la zona tratada después de la sesión que suele durar desde unos minutos a horas, pueden aparecer hematomas causados al hacer el vacío, tirantez en la zona en la que se lleva a cabo la sesión y que suele durar, al igual que el enrojecimiento, un corto período de tiempo.
Algunas personas también sienten hormigueo, adormecimiento o calambres en la zona en la que se llevó a cabo el proceso, sensación que puede persistir durante días o incluso semanas.
En principio, los expertos aseguran que los resultados de esta técnica son permanentes, al igual que sucede en el caso de la lipoescultura. Eso sí, siempre y cuando la persona que se somete al tratamiento lleve diariamente una dieta saludable y la complemente realizando ejercicio físico.
Contraindicaciones de la criolipólisis
A pesar de que tiene más ventajas que inconvenientes, no todo el mundo puede someterse a este tipo de tratamiento estético, y está contraindicado en los siguientes casos:
- Menores de edad.
- Personas que padecen obesidad y tienen grandes acumulaciones de grasa.
- Mujeres embarazadas, lactantes o que estén menstruando.
- Enfermos que padezcan patologías crónicas como, por ejemplo, hipertensión, diabetes o problemas cardiovasculares. Tampoco está indicada para aquellos que sufran alteraciones en la coagulación o padezcan procesos infecciosos.